En el siguiente post hablaremos
sobre una de las costumbres que se tiene en España a la hora de hacer regalos a
nuestros niños/as o a nuestra pareja a partir de los estereotipos marcados
por la publicidad. Esta costumbre ha provocado la creación de un estereotipo
para cada género y cuyos responsables son los propios padres y en especial los
medios de comunicación. Pero este no es sólo un estereotipo de los españoles,
ya que sucede en muchos lugares del mundo, por lo que es un estereotipo a nivel
mundial.
A lo largo de los años se han
creado estereotipos de género que permiten diferenciar a la mujer del hombre.
La mujer es débil, sensible, bonita, trabajadora, delicada, dependiente del
hombre y que pasa la mayor parte del tiempo en casa, realizando las tareas
propias de una ama de casa. El hombre es todo lo contrario, fuerte, insensible
y que no realiza el trabajo de casa. Estas dos caracterizaciones de
estereotipos se mantuvieron durante muchos años gracias, en especial, a los
medios de comunicación que los reforzaban. Es típico ver en los anuncios de
casa a la mujer haciendo siempre las labores de ésta, las mujeres más guapas en
los anuncios de artículos de belleza o incluso a una mujer casi desnuda para
vender un helado; por otro lado, el hombre aparece en los anuncios de coches
como si fueran ellos los sabios de la conducción, mientras que la mujer solo
aparece en estos anuncios cuando se trata de sobresaltar un extra del coche que
facilita su manejo; ¿acaso son ellas peores conductoras?
Sea como sea, está claro que los
españoles nos dejamos llevar por los anuncios y de esta manera es difícil cambiarlos.
El ejemplo más claro y que queríamos sobresaltar en esta entrada, es la compra
de regalos a nuestros niños/as o nuestra pareja. Somos nosotros mismos los que
nos dejamos influir y mantenemos los
estereotipos publicitarios. Si es una niña a la que le tengo que regalar, pues
una muñeca o un kit de maquillaje, si es un niño, un balón o un escalextric.
Está claro que los anuncios no nos ayudan, pero son los propios padres en
ocasiones los culpables. Frases como “mi hijo no juega con muñecas” o “ese deporte
es para niños” son muy comunes entre ellos, y posiblemente serán heredados por sus
hijos, ayudando a mantener por tanto estos estereotipos.
En los últimos años se puede
hablar de una evolución en la publicidad, pero quizás esta evolución ha
provocado aún mayores problemas. Ahora la mujer ya se encarga de todo (puede
trabajar fuera de casa tranquila porque al llegar a casa tendrá un robot que le
tendrá la comida hecha. Su marido estará sentado en el sofá mientras ella se
encarga de colocar la mesa). La evolución de los estereotipos de la mujer y el
hombre en nuestra sociedad alcanza rangos insospechados, pero ninguno de los
extremos que nos marca es el adecuado.
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